martes, 7 de agosto de 2007

LOS SECRETOS DE LILIANA

he vuelto ..besos


dicen que un par de medias erotizan a cualquier mujer es cuestion de dejar volar la imaginacion.....

Liliana Briones es una mujer común, como cualquier otra, la naturaleza le regalo una belleza normal, sin exuberancias, la medida justa que haría equitativos a los cánones del buen gusto .
Lánguida, de cabellos castaños, de ojos penetrantes y labios caprichosamente dibujados , de pechos pequeños pero turgentes atractiva si se la observa con detenimiento .
Liliana vive sola en una casita como ella, simple, con un jardin austero, escasa de muebles y un reloj antiguo herencia familiar.
Llevaba una vida monótona, a la mañana se despertaba bajo las campanadas del viejo reloj, tomaba un baño ligero, y tardaba mucho tiempo en peinar su abundante cabellera.
Su vestuario era modesto, no por carencia de recursos sino por el bajo perfil que llevaba en su vida, todos los dias vestía faldas discretas, camisas abotonadas culminando el colorario del ritual diario un perfume con aroma a jazmines que se desprendía de su cabello celosamente cuidado.
Liliana era la secretaria personal de Eduardo López Creen, fue heredada de su antiguo jefe ,el padre de Eduardo, como era eficiente en sus labores Liliana persistió en aquellas tareas como siempre.
Liliana y Eduardo rara vez cruzaron miradas, ella es de las mujeres tímidas que no miran sostenidamente a los ojos de ningún hombre por mas de cinco minutos, y Eduardo, siempre ocupado en su ajetreada vida solo miraba los ojos de Liliana para indicarle algún cometido, nunca la observo con detenimiento, creo que ni con su propia esposa lo hizo alguna vez , hecho que le es reclamado constantemente ante la falta de detalles, fruto del romanticismo insatisfecho de la esposa.
Liliana y Eduardo compartían sus vidas a diario, la diferencia era que Liliana conocía los pormenores de su jefe, esa era su labor, le servia café con dos cucharas de azúcar, llevaba la agenda perfectamente y regaba el ficus del despacho que se esparcía placidamente a través de los años sobrealimentado por el generoso sol que le brindaba los ventanales.
A veces Liliana lo observaba detrás, tenia perfectamente estudiada esa fisonomía masculina , el cabello corto y fino que caia sobre la nuca, las orejas expuestas a cualquier mordisco sorpresivo , detalles, que secretamente llevaba plasmados en la retina y reproducía en las noches carentes de amor .
Cada día en silencio Liliana memorizaba cada rincón de la geografia de su jefe y casi de manera obsesiva le era inevitable voltear a mirarlo
.Solía retrazar mas los quehaceres en el despacho solo para compartir un minuto mas,. siempre sigilosa sin esperar respuesta alguna.
Los días viernes eran los mas fastidiosos para Liliana, era el ultimo en el que e veia a Eduardo, el ultimo adiós lo memorizaba con nitidez, luego caminaba las calles casi somnolienta, se detenía en un escaparate de alguna tienda atontada sin observar nada en particular, pero el ultimo viernes fue distinto.
Ensoñando como siempre, ese viernes despertó ante una imagen en la vidriera , un par de medias bucaneras, ribeteadas en fino encaje, la hechizaron, era como si esbozaran una prediccion, sin pensarlo compro las medias y siguió camino.
Llego a su casa, abrio la puerta, tiro la cartera y se dispuso rápidamente a probar las medias, y fue ese, el acto mas sensual que jamás habría realizado , desenrollo cada media en forma pausada , las acomodo sobre sus piernas, ellas, adornaron perfectamente sus muslos, resaltaron indiscretamente sus contornos,caprichosamente indicaban el camino que abría la puerta a los deseos mas ocultos, la hembra deseosa de un sexo permisivo caminaba como felina en celo por el piso de parque de la vieja casona.
Esa noche durmió húmeda y placida, era como si los últimos prejuicios se hubiesen esfumado para siempre.
El lunes dio inicio con un detalle distinto, las medias bucaneros acompañaban a Liliana, ella se veía diferente, olía diferente, el taconeo firme marcaba compases invocando su presencia, ese dia Liliana invito descaradamente a ser mirada y deseada.
Entro abruptamente al despacho de Eduardo, camino por detrás de el dibujando con el dedo el contorno del sillón, abrió las persianas, la luz molesto a Eduardo por lo que se dio vuelta de inmediato .
La luz solar baño el cuerpo de Liliana, ella con picardía y percibiendo la mirada sorpresiva de Eduardo desabotono el cuello de la camisa, que cayo hacia los costados dejando ver el nacimiento de sus pechos, la seducción estaba en curso y Eduardo no salía del asombro..
Relamió sus labios rojo carmín, sintiendo la exclusiva atención de Eduardo, y dándose por desentendida camino hacia el ficus, sintiendo la mirada penetrante de el sobre sus glúteos, se dejo ahí , quieta como expuesta por unos minutos.
Dio vuelta, lo miro fijamente a los ojos, con esas miradas que invitan a descubrir la mas altas cumbres del placer y exclamo ¿necesita algo mas el señor?, dejando caer la agenda, de modo que al agacharse se vieran sus esplendorosas piernas adornadas con los bucaneros ribeteadas en encaje.
Se marcho con paso lento Eduardo, la miro distinto y sabia su secreto regreso al escritorio, y así transcurrió la mañana, amena.
La hora del receso se hizo presente, los últimos empleados se habrían marchado, solo quedaba Liliana ultimando detalles, demorando el tiempo como quien presiente lo siguiente.
Por el alta voz se escucha la voz de Eduardo, preguntando por ella , si estaba alli todavía, precisándola en su despacho, eso, era lo que Liliana quería escuchar.
Eduardo escuchaba como se aproximaba Liliana, no podía olvidar las bucaneras, esa imagen lo perturbo por horas, mas de una vez se asomo a observarla , una vez que ella entrara podría pasar cualquier cosa.
Liliana lo miro sintió como se sonrojaron sus mejillas, entendio que el sabia su secreto, descubrio pro fin cuanto lo deseaba, casi por inercia se sento en la silla del frente cruzo sus piernas y se dispuso a escuchar.
Eduardo no tenia excusas, no sabia que decirle, viro hacia el monitor nervioso entre el arrepentimiento y el deseo, se sintió como un niño indefenso no sabia que palabra pronunciar por primera vez se había quedado sin directrices .
Liliana sintió el poder, por primera vez supo que hacer, camino detrás de el se coloco en su espalda, tomo una lapicera del guarda lápices mas cercano a el, hizo que sienta el roce de sus pechos, hizo que sus pesones erectos se expresaran con total virtuosidad.
Esa fue la sutil invitación a la cual Eduardo no pudo resistir, bruscamente tomo a Liliana de la cintura besándola con desesperación, la sentó en el escritorio, acaricio sus muslos, sintió al tacto el encaje de esas bucaneras que perturbaron su mente, corrió las bragas de satín, acaricio el suave y embebido terciopelo de Liliana.
Quiso descubrir mas, desabotono la camisa bajo los breteles del corpiño, dejando sus pezones de cereza a la vista, tentadores, asibles provocadores.
Era la mas eroticas de las torturas verla como lo miraba con suplica de mas , se introdujo en su paraíso personal y con el gemido acompasado de Liliana se meció entre sus piernas , en ese momento no existió nada mas.
Los ascensores irrumpían el silencio del afuera del despacho, la respiración entrecortada el olor a sexo, el goce pleno se esparcía en el ambiente,las manos de Eduardo entre los glúteos de Liliana apretando con fuerza como si se fuera a escapar, los fluidos derramados, el final de la sinfonía dejo a los amantes exhaustos.
Liliana gozo mas de lo que habia imaginado en esas solitarias noches..y de vez en cuando no asiste mas a los recesos y servicialmente realiza su trabajo llevando consigo sus secretos.